Cómo comprar un ordenador de segunda mano

En StopOcasión no vendemos ordenadores, pero la única razón de no hacerlo es que la informática no es nuestro fuerte. Preferimos dedicarnos a los productos que conocemos bien y cuya garantía podemos asegurar. Ahora bien, aunque no entendamos, sí nos hemos documentado lo suficiente como para darte algunos consejos sobre la compra de un ordenador de segunda mano, con el fin de que estés informado y que puedas, al menos, valorar la posibilidad.

 

ordenador de segunda mano

 

Ordenador de segunda mano; ¿merece la pena?

Con los ordenadores pasa algo parecido a lo que sucede con los coches; pierden valor muy rápidamente. Dado que la informática está en constante evolución y desarrollo, el equipo que compremos hoy, estará obsoleto con toda probabilidad mañana. Esto quiere decir que, dependiendo mucho del uso que le vayas a dar, comprar un ordenador de segunda mano puede tener mucho sentido.

Ahora bien, ¿en qué has de fijarte?

1.- Para empezar, infórmate bien en internet de los precios y características de las unidades que estés planteándote comprar. Ya conoces el dicho, “la información es poder”, y no puedes entrar en una negociación sobre algo completamente a ciegas.

2.- Si efectivamente la informática no es tu fuerte, lleva contigo a un amigo que entienda, llegado el momento de verte con el vendedor para inspeccionar el ordenador de segunda mano.

3.- Asegúrate de ver el ordenador arrancar y también de verlo en funcionamiento, como mínimo durante 30 minutos. Prueba a navegar con él y también abre algún programa de edición de fotos; es una buena manera de testar su rendimiento.

4.- Si es posible, desconecta el ordenador de la corriente y comprueba cuánto tarda la batería en descargarse. Si se agota en menos de 30 minutos, es probable que necesites cambiarla.

5.- Ten claro que nadie te va a dar garantía por la compra de un ordenador de segunda mano, pero no tengas miedo a reclamarle al vendedor si te surgen problemas. Se supone que te lo debe vender sin vicios ocultos y, como se suele decir, “el no, ya tienes”.